5 poemas de Samantha Berger, una joya inédita de la poesía peruana

En vida nunca publicó un libro. Los poemas de este post están próximos a salir a la luz en una antología de la poesía peruana que viene siendo editada por Carreteras Sin Sentido.

Samantha

Samantha Berger (Lima, 1982 – Viena, 2007) fue un llamarada que se prendió y se apagó a toda velocidad. Nunca publicó un libro, aunque algunos amigos suyos y compañeros en los patios de Estudios Generales Letras de la Universidad Católica sabían de su enorme talento. De un taller de poesía a inicios de la década del 2000 se conservan estos cinco poemas, los únicos que se conocen de ella, la mayoría inéditos.

 

Lejos de la Tierra

Contemplé tanto la belleza
que mi visión le pertenece
Konstantinos Kavafis

Súbitamente descubro en tu cuerpo mis líneas,
como el reflejo silencioso de una imagen delirante
como el susurro suplicante de palabras sofocadas
súbitamente
te propongo absoluta,
y redundando,
rindo culto a los murmullos de una estrella sumergida

Mujer terrestre
            Mujer museo
                        Mujer delirio

Mujer estruendo

Desde estos nardos desvalidos te propongo imperturbable
tan levemente develada
que te respiro cuando surges,
tan levemente resurgiendo
que te respiro cuando emerges
cuando te sueñas
imperfecta y sugerida

Disonante nínfula de acero

 

¿Concesiones de Cronos?

Hoy que el tiempo es libélula de fuego
libélula constante
difamada por las cápsulas de arena

Hoy que el espanto es heroico
y transcurro deslumbrada
esparcida en los rincones de la sala

Solo hoy
extinta en tus medias palabras
represento los signos
                              / intuitivamente huyendo

Te mantengo suspendido de metáforas acuáticas
hora destellante
hora sobrecogida
ocupando los silencios con delirios
                                / de relámpago y aguja

Tan callado de nocturnidad
como hace dos tardes
tan inercia -víspera- agobiante
como hace cien años

 

El exceso de un paso en sentido contrario congela los mitos

Te robé algunos gestos
temprana medusa
de noche
de lejos
te robé displicencias
y hasta espejos detrás de los ojos

Qué desprendimiento de tu voz
debajo del cuerpo
las cuerdas de lejos
y tu voz
cada vez que te entregas inconversa a las cosas
                                                      / y al reflejo de las cosas

Ya no hay instantes sagrados
no cerca
no entonces

Petrificada
vuelvo sobre mis pasos
hacia el muerto espacio que no habitas
hacia el reino eterno en que no vuelves

 

Sortilegio en revolución

Las distantes dimensiones de tu pelo
cuajado,
ingrávido,
exagéranme las ansias de robarte
                              / soles ausentes como témpanos azules

Los orígenes del décimo galope de unicornios celestiales

Los orígenes constantes del enjambre enmudecido

Y los templos
calladamente templos
se incorporan al amor furiosamente

 

Desapegos

Lo recogió la tarde
en un temprano ocaso de sus perfumes y sus instintos
como callando y sobre las tablas,
debatiéndose entre colmillos,
histéricas risas lo despojaron
de su cálida capa nocturna
de sus mágicos pasos
como jugando

También enterré mi denario
– y había motivos –
aprendí a temerle al miedo,
busqué otros libros,
y ahora esquivo las tardes
tras mis cálidas capas de noche
– refugio –
sin estrellas

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